16/05/2016
Estamos siguiendo las huellas que nos ha dejado el P. Zegrí enHuétor Santillán como Párroco y Arcipreste. Hay que añadir que fuera de los límites de la Parroquia, ejerció la tarea de predicador. De ello hay constancia en los volúmenes de sermones que conservamos de él. Son una joya. No tienen desperdicio ninguno de ellos. El afirma con su puño y letra:“que predicó de concepto y sin escribir todas las cuaresmas pasadas en Huétor”. Parece ser que en ese tiempo litúrgico seleccionaban a los mejores predicadores para mover al pueblo de Dios ala conversión. Y entre ellos lo escogían a él.
También tuvo a su cargo el octavario de ánimas, según consta en el registro de la “Hermandad de las Animas” de Huétor Santillán. Al leer esto os puede surgir alguna pregunta: ¿Y a qué se refiere ese octavario? Pues nada más ni nada menos que a orar por aquellas personas que nos han precedido en el signo de la fe y que ya no se encuentran con nosotros. Hay que tener en cuenta que mientras estemos aquí, sigue existiendo un vínculo de caridad y amor que nos liga a ellos. Nuestra misión es por tanto orar por los difuntos no solamente llevar flores a los cementerios. Las dos cosas están bien, pues nuestros seres queridos merecen nuestro respeto, amor, cariño, pero sobre todo nuestra oración.
Y como cosa curiosa os diré que en la hemeroteca de la Casa de los Tiros, que está situada en la plaza del Padre Suárez de Granada, se han encontrado algunas cosas que hacen referencia al P. Zegrí. Era costumbre en aquel tiempo, anunciar en la prensa local en la sección religiosa los cultos más importantes de diversas iglesias de Granada. Y allí se mencionaban a los oradores, el motivo del sermón y los asistentes. Pero claro esto solamente cuando eran muy importantes. Y como el P. Zegrí gozaba de muy buena fama como orador siempre le destacaban en alguna columna de los periódicos locales. Algunas veces la reseña de su predicación era breve, pero otras era amplia y muy elogiosa.
Varias veces fue llamado a predicar a CAPILEIRA. Aquí tenemos una vista de una de las calles de este pueblo tan pintoresco.
Capileira es una localidad y municipio español situado en la parte noroccidental de la Alpujarra granadina. Limita con varios pueblos y entre ellos uno que se llama: LANJARÓN, famoso por las fuentes o manantiales descubiertos a finales del siglo XVIII: declaración de agua mineromedicinal, en seis manantiales del pueblo de Lanjarón, entre ellos el Manantial Salud.
Gran parte del término municipal de Capileira pertenece al Parque Nacional de Sierra Nevada, llegando hasta las cimas del pico Veleta y el Mulhacén, techo de la península Ibérica, que comparte con Güéjar Sierra y Trevélez, convirtiendo a estos tres municipios en los más altos de la península, y segundos de España tras La Orotava. Todo el municipio forma parte igualmente del Conjunto Histórico del Barranco del Poqueira.
Este pueblo se sitúa en la parte alta del valle de Poqueira, en la vertiente meridional de Sierra Nevada.
En este pueblo de Capileira fue el P. Zegrí a predicar varias veces y en especial en la solemnidad de la patrona Nuestra Señora de la Cabeza. Las autoridades de este pueblo en prueba de gratitud y admiración y por sus excelentes panegíricos en honor de la patrona, le otorgaron diversos diplomas de reconocimiento. Asi se recoge en la prensa granadina de La Alhambra de su tiempo.
Y para terminar, destaco el testimonio de una Hermana mercedaria que era natural de Capileira. Manifiestó que cuando era niña conoció al P. Zegrí. Cuando iba a predicar a su pueblo, se hospedaba en su casa. Toda la gente le tenía un gran aprecio y veneración. Admiraban en él, su reserva y modesto recato sacerdotal. Así son los santos. A su paso van dejando estela de santidad.
¿Cómo son los santos? Acojamos lo que el P. Zegrí nos dejó escrito y que se puede aplicar a él:“Los santos, son esos astros brillantes y hermosos, que aparecen en el horizonte de la Iglesia y que, los veneramos por sus virtudes. Son la dulce y encantadora expresión de la virtud cristiana, del amor divino, corriente poderosa que da al espíritu alas de ángel para atravesar el camino de la perfección, hasta unirse en abrazo misterioso con Dios, término de todas las aspiraciones que abrazan y consumen nuestra existencia”.